La Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD, por su sigla en inglés) ha informado al inicio de noviembre que hay un repunte del mercado mundial de los biocarburantes, tanto a nivel de la producción como del consumo y el inicio comercial de los de segunda generación donde están los biocombustibles generados por la biomasa y recomienda no dejar de considerarlos en América Latina y el Caribe.

Por el momento se sabe que si bien la producción de bioetanol tiene una importante tradición de producción en algunos países de la región, liderados por Brasil, su uso en la cadena productiva como combustible para el transporte automotor solo se efectivizó en este país en la década de los años '70 a partir del Programa ProAlcohol en respuesta al primer shockpetrolero.

Luego y hasta finales del siglo XX la rápida disminución de los precios del petróleo redujo su atractivo y se dio una falta de credibilidad en la seguridad de su abastecimiento.

Un informe de la CEPAL demuestra que –en términos absolutos– América Latina y el Caribe tiene disponibilidad de tierra y características climáticas que permiten pensar en una importante producción de cultivos energéticos. Sin embargo, señala también que deben considerarse una serie de restricciones físicas que –en algunos países– podrían limitar la incorporación de tierras a la producción.

Con todo, refiere que a partir de la primera década del 2000, se retomó el interés por el bioetanol, se comenzaron a producir los vehículos "flex-fuel" y ya en 2007 la gasolina sin bioetanol no se vende en el mercado brasileño.

Señala que las perspectivas respecto a los biocombustibles en los otros países de la región son muy diferentes, tanto en lo que se refiere al tamaño del mercado potencial como respecto a la dotación de recursos naturales. Destaca que, sin embargo –y más allá de la diversidad de situaciones nacionales y subregionales con relación a los mercados potenciales de bioetanol y biodiésel– es importante examinar la significación de los biocombustibles con respecto al consumo de energía en el sector de transporte y dentro del consumo final total de la región de América Latina y el Caribe.

"Con relación a los biocombustibles de II generación (o avanzados), dados los altos costos actuales de la transformación de biomasa lignocelulósica en bioetanol o biodiésel, es poco probable –en el corto plazo– una expansión de su producción en la región, en especial si existen otros cultivos bioenergéticos más eficientes, como la caña de azúcar", precisa la CEPAL.

Sin embargo, añade que el desarrollo de biocombustibles avanzados con costos de producción competitivos a partir de madera y residuos forestales, pueden hacer más atractivo el uso de esta materia prima. Señala que, de hecho, el potencial energético para América Latina, a partir de residuos al año 2050, podría variar entre 12 y 14 ExaJoules (EJ) por año en residuos usados para alimentación animal y agrega que estas cifras representan entre el 14% y el 15% del total mundial a partir de esta fuente bioenergética.

Indica que aunque por el momento no se dispone de cifras exactas de residuos de productos forestales en numerosos países de la región, es posible afirmar que su potencial es muy significativo. Asegura que la remoción y utilización de residuos forestales se puede integrar a un manejo forestal sostenible y puede reducir el riesgo de incendios forestales, sin tener un efecto negativo sobre el ecosistema.

La CEPAL considera que los biocombustibles representan una oportunidad importante para la diversificación productiva de la región, aunque indica que el aumento de la producción de biocombustibles podría tener efectos adversos de no ser acompañado por un paquete adecuado de políticas en la región, lo que incluiría una adecuada coordinación entre el sector público y privado.

FUENTE: EL DÍA

Autora: Vesna Marinkovic