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Las décadas venideras vivirán la mayor revolución en el universo de la fabricación desde la llegada de la producción en serie. Es un proceso de destrucción creativa que conmocionará la economía mundial. Conoce las tendencias que impactarán la economía mundial.

Según muchas previsiones, existen importantes probabilidades de que el mundo en 2050 sea más rico, más eficiente y mejor organizado. Pero no será un camino fácil. De entrada, habrá que alimentar a 9.000 millones de personas, que además estarán hiperconectadas, vivirán más y demandarán mejores bienes y servicios. Pero en contra de todas las profecías oscuras, no tiene por qué ser un mal lugar para vivir. Y desde el punto de vista empresarial, desde luego que experimentaremos un gran cambio. Las décadas venideras vivirán la mayor revolución en el universo de la fabricación desde la llegada de la producción en serie. Es un proceso de destrucción creativa que conmocionará la economía mundial.
Así lo recoge la obra 'El mundo en 2050', un compendio de todas las tendencias que cambiarán el planeta, escrito por los expertos de 'The Economist' y que acaba de publicar la editorial Gestión 2000. La obra hace un repaso extenso sobre distintas áreas como la cultura, la política o la demografía. Y en lo referente a economía, la noticia es que se nos avecina un auténtico maremoto de cambios radicales. Adrigan Wooldrige, uno de los autores, compara este proceso de transformación con lo que el economista Schumpeter denominó "destrucción creativa". En esencia, es un vendaval que barre continuamente las viejas maneras de hacer las cosas para sustituirlas por otras nuevas. Un resorte que mueven los emprendedores, cuyas innovaciones mandan continúas oleadas de convulsión a la economía.
Explica este analista que son tres las innovaciones que conmocionarán la economía mundial. En primer lugar, la 'Internet de las cosas', que permitirá que personas y objetos se comuniquen a través de millones de sensores incorporados en los objetos físicos. Las neveras harán pedidos de alimentos, las copas de vinos nos avisarán de que ya hemos bebido bastante, los envases de los medicamentos nos aconsejarán cómo tomarlos, etc. En segundo lugar, los robots se ocuparán de las tareas que rechazan los humanos, desde la limpieza de las plantas nucleares a las labores del hogar. En cuestión de una década, "podrán adquirirse robots para personas mayores o discapacitadas por menos de diez mil dólares". Y finalmente, los robots tendrán primos, en forma de secretarios electrónicos, que organizarán el torrente de información que caiga sobre nosotros.
Este maremoto de cambios se extenderá tanto por el sector público como por el privado. Puesto que los gobiernos "intentarán obtener más rendimiento del dinero de sus contribuyentes", quienes a su vez exigirán al estado la misma calidad de servicios que ofrecen los proveedores privados. Las escuelas utilizarán de forma rutinaria los ordenadores para ofrecer la instrucción más básica, lo que dará a los maestros más tiempo para dedicarse individualmente a sus alumnos; los médicos controlarán a sus pacientes a través de Internet y les pedirán que pasen por consulta en cuanto algo vaya mal. Las universidades permitirán conectarse a un banco de conferenciantes estrella y de cursos de última generación. De alguna forma, la presión de los gobiernos para mejorar la productividad del sector público se volverá "irresistible".
La eclosión del mundo emergente
En este contexto, el mundo emergente se convertirá en una auténtica explosión de innovación. Apunta Wooldrige que la compañías del mundo rico trasladarán cada vez más actividades al mundo emergente con el fin de explotar a los cerebros locales y acercar sus fábricas a los mercados en crecimiento. El resultado será que las economías emergentes producirán cada vez más cantidad de innovaciones punteras. Por ejemplo, China está convirtiéndose en líder mundial de la 'Internet de las cosas', incorporado sensores a productos manufacturados. O Kenia, que lidera el mundo en lo que al dinero móvil se refiere (uso de móviles para realizar pagos).
Además, el mundo emergente llevará la voz cantante en lo que el experto denomina como "innovación frugal", dominada por el deseo de recortar el coste de los productos pero no de una forma gradual -por ejemplo, un 10%- sino radical, en un 90%. Ya hemos visto del coche de 2.200 dólares de Tata, el elctrocardiógrafo de 400 dólares de General Electric o la nevera de 70 dólares de Godrej & Boyces. Y se acercan cosas mucho más grandes. Desde una casa de 300 dólares que revolucionará la vida en los barrios pobres hasta alimentos baratos modificados genéticamente. Estas innovaciones "cambiarán la vida tanto en el mundo rico como en el pobre". Tanto es así que los países emergentes producirán tal oleada de productos que forzarán a las empresas del mundo rico a reducir sus costes, producir más o simplemente salir del negocio. Y cada vez lo harán en más frentes.
En el mundo laboral, Wooldrige habla de la feminización de la población activa, la extensión del trabajo flexible y el aumento de la esperanza de vida. Las carreras profesionales tradicionales no desaparecerán por completo, pero serán mucho más complicadas. Las empresas se verán rodeadas de una "inmensa penumbra" de trabajadores con contrato parcial que podrían perfectamente vender su trabajo a diversos empleadores. Y la interrupciones laborales entre los hombres se harán más comunes, con periodos sabáticos y similares.



Fuente:

http://www.finanzas.com/noticias/economia/20130211/innovaciones-impactantes-conmocionaran-economia-1716645.html