Cuál el estado de situación de la integración energética en América del Sur? Primero recordar  que la importancia de lo energético en la integración regional se da hacia finales de la década de los noventa del siglo XX, cuando según muchos autores lo energético se convierte en un tema de “encuentro estructural” para fortalecer la integración regional.

Según el viceministro de Desarrollo Energético, Franklin Molina, la integración energética en América del Sur es un proceso gradual y lento debido a las características geográficas, físicas e institucionales de los países involucrados. Lo dijo en el marco del 7mo Congreso Internacional Gas & Energía 2014, organizado recientemente por la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE).

En esta línea, se pudo constatar, además,  que hay una mayor tendencia hacia la bilateralidad en materia de acuerdos dirigidos a ser concebidos como un fortalecimiento hacia la integración energética mayor, pero, con el riesgo de que estos mismos acuerdos generen más bien un proceso inverso cual es la “desintegración”.

Esto, porque resulta que en la dinámica de fomentar tenazmente la bilateralidad a nivel de los Estados miembros, se puede estar debilitando todos aquellos esfuerzos que se han venido realizando a favor de acuerdos multilaterales para la consecución de una integración energética regional.
Da la impresión de que estas situaciones ocurren principalmente porque las rencillas y desconfianzas entre los países de la región no logran avanzar más allá de simples acuerdos bilaterales, muy centrados además en el paradigma funcionalista direccionado a lo económico. Lo medular de nuestra integración: la cesión de nuestras cuotas de soberanía a favor de una región fuertemente integrada, parece que no es posible aún.

De manera que esa especie de “galopante” bilateralismo, en detrimento de lo multilateral, probablemente tenga que ser tema central de un debate puntual, a la hora de establecer las características y el estado de situación actual de la integración energética regional; y, un tema de reflexión por parte de los diferentes gobiernos de América del Sur.

No tenemos nada en contra de acuerdos bilaterales como lo son, en efecto, los acuerdos de compra y venta de gas boliviano a Brasil y Argentina que, sin duda, han requerido compromiso y la voluntad para asumir riesgos a nivel de las partes involucradas y, constituirse en un ejemplo de integración bilateral en una región cuyas potencialidades, a nivel de recursos energéticos podría hacerla una de las más fuertes del planeta. Sin embargo y por ello, precisamente, es que parece estar claro que una acción multilateral en la región tendría mayor peso a nivel mundial.

Por el momento y según Franklin Molina, los desafíos de la región señalarían que la integración energética es un proceso fundamentalmente político; que se visualiza a CELAC como la Estrategia de Integración que incluya a Unasur que va tomando cuerpo; que existe la necesidad de fortalecer las instituciones y los mecanismos de integración subregional y regional; que persiste la necesidad de contar con contratos de suministro de gas que comprendan la coordinación de su oferta y su capacidad de transporte; que existe una diversidad de marcos regulatorios; y, que si bien existe una infraestructura para integración en el Cono Sur, los aspectos geopolíticos, históricos y cuestiones físicas son barreras importantes.

FUENTE: EL DIA


Autora: Vesna Marinkovic