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Vive en Alemania desde hace un año y todavía le queda otro más por delante. Cada mañana, después de coordinar el traslado de sus dos hijos a la guardería infantil, Mauricio Cattáneo toma su bicicleta y pedalea hasta el laboratorio dentro del campus de la Universidad Göttingen. Por ese histórico, coqueto y prestigioso sitio académico ya pasaron 49 estudiantes que, siendo adultos, se convirtieron en Premio Nobel.

Cattáneo es un tucumano de 34 años, que ganó una beca de investigación a través de la fundación Alexander von Humboldt. En Alemania, su trabajo consiste en tratar de captar energía solar para convertirla en energía química. Dicho de manera científica eso implica un proyecto que apunta a diseñar sistemas moleculares complejos que sirvan para simular procesos primarios de conversión de energía a través de transferencia electrónica y estudiar los parámetros que regulan estos mecanismos.

La comunidad científica busca desde hace tiempo, en todo el mundo, nuevas fuentes de energía. Todavía no hay un sistema catalítico que sea eficiente para captar energía solar y convertirla en algún combustible. En la jerga se le llama la hoja artificial. “Es decir producir un sistema mediante el cual ponés una hoja al sol y te genera un combustible. Ese es el objetivo a largo plazo”, explica Mauricio para tratar de simplificar lo complejo.

En términos de la ciencia, su relevancia consiste en la potencialidad de diseñar sistemas más eficientes para el uso de la energía, ya sea en la captación de energía o en el uso de la energía en sistemas catalíticos.

“Ese es el gran desafío y en ese aspecto entran muchas áreas de la ciencia. Nanotecnología, físicos, químicos, de todo un poco, y cada uno contribuye con su pequeña parte para tratar de responder a la comunidad científica sobre lo que todavía falta entender -afirma-. Ahí es donde entramos nosotros para tratar de contribuir en algo que explique cómo mejorar la eficiencia cuando un proceso electrónico se produce en una molécula grande, acoplado al sistema redox -resalta-, donde también hay un protón envuelto en el sistema”.

Cattáneo logró sintetizar varias moléculas de gran tamaño, que tienen varios centros metálicos. Uno es el que va a absorber la luz y otros van a hacer la parte catalítica. “Todavía me queda un año y quiero ver si puedo combinar todo -advierte-. Es decir, que la luz produzca la catálisis y medir todos los parámetros que regulan ese proceso”.

Becario

El joven tucumano egresó del Instituto Técnico en 1998. Después estudió Bioquímica en la Universidad Nacional de Tucumán. En 2004, por su excelente promedio, comenzó una beca de Agencia por un año y desde el 2005 obtuvo otra beca de Conicet para realizar una tesis doctoral bajo la dirección de los profesores Néstor Katz y Florencia Fagalde.

En abril del 2008 defendió su tesis doctoral y a partir de mayo de 2009 empezó una estadía posdoctoral en Seattle, en Estados Unidos. Regresó a Tucumán con una posición de Investigador Asistente en el Inquinoa y dedicó tiempo a la docencia en la UNT. Desde julio del 2011 integra el cuerpo docente del Instituto de Fisicoquímica de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia.

“Necesitamos retomar el interés en el conocimiento. Las ventajas que produce la comunicación es enorme. Hay mucha información disponible, pero hay que saber usarla -señala-. A los jóvenes tucumanos les diría que no desperdicien la oportunidad. Cada uno es especial y puede cumplir un rol importante. Pero tienen que estar preparados y la mejor forma de estar preparado es a través del interés, de la curiosidad. Cuando tuve la opción de charlar con algunos chicos, yo hablaba de química. A no todo el mundo le tiene que interesar lo que hago; es natural, lo importante -resalta- es tener la capacidad de poder despertar los intereses de cada uno de los chicos para impulsar su desarrollo”.

Por día, Cattáneo pasa ocho horas dentro del laboratorio. Pero lo más importante es que, durante su estadía en Alemania, no debe preocuparse por otra cosa que no sean los protones. En 2015, pretende regresar a Tucumán para contagiar entusiasmo por el aprendizaje y el descubrimiento científico.

Fuente: La Gaceta