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Los nuevos jefes políticos
milmillonarios (*)

 

Los Kochs ejemplificanuna nueva realidad que golpea en el corazón de Estados Unidos.La enorme fortuna acumulada en la cima de la economía estadounidense.

 

Robert Reich (**)

No debería culparse a Charles y David Kock por poseer una riqueza mayor que la del 40% de estadounidenses juntos. Tampoco deberían ser condenados por su imperio petroquímico. Hasta donde yo sé, han respetado las reglas y han acatado la ley.

 

Además, también tienen derecho a sus propias opiniones políticas de derechas. Es un país libre

 

Pero en lo que se refiere a usar su enorme fortuna para cambiar esas reglas y leyes con el fin de introducir sus opiniones políticas, los hermanos Koch están minando nuestra democracia. Eso es una traición al mayor tesoro que los estadounidenses comparten.

 

Los Kochs ejemplifican una nueva realidad que golpea en el corazón de Estados Unidos. La enorme fortuna acumulada en la cima de la economía estadounidense no es un problema en sí mismo. El problema es que el poder político tiende a levantarse allí donde está el dinero. Esa combinación de una inmensa fortuna con el poder político lleva a mayores y mayores acumulaciones y concentraciones de ambos, inclinando el campo de juego hacia los Kochs y los de su clase, y contra el resto de nosotros.

 

 

EEUU todavía no es una oligarquía, pero es hacia allí donde los Koch y otros pocos milmillonarios nos llevan

 

La democracia estadounidense solía depender de partidos políticos que más o menos representaban a la mayoría de nosotros. Los politólogos de los cincuentas y sesentas se maravillaban ante el “pluralismo” estadounidense, con lo que se referían a la capacidad de los partidos y de otros grupos militantes de reflejar las preferencias de la más amplia mayoría de los ciudadanos.

 

Aproximadamente desde hace un cuarto de siglo, a medida que los ingresos y la riqueza empezaron a concentrarse en las cimas, los partidos Republicano y Demócrata empezaron a metamorfosearse en mecanismos para extraer dinero, mayoritariamente de la gente adinerada.

 

Finalmente, tras la decisión de la Corte Suprema “Ciudadanos unidos” en 2010, los milmillonarios empezaron a crear sus propios mecanismos políticos, al margen de los partidos. Empezaron con grandes provisiones de fondos a los candidatos políticos de su elección, y crearon sus propias campañas en los medios para atraer la opinión pública hacia sus propios puntos de vista

 

Así, en el ciclo electoral de 2014 “Americanos por la prosperidad”, el frente político de los hermanos Koch ha emitido más de 17.000 anuncios en TV, comparados con los solo 2.100 emitidos por los grupos del partido Republicano.

 

“Americanos por la prosperidad” también ha estado invirtiendo en los más democráticos súper Comités de acción política (PAC) en casi todas las carreras al senado que los Republicanos han tomado como objetivo durante este año. En siete de las nueve carreras la diferencia en el gasto total es, como mínimo, dos a uno, y los súper democráticos PAC prácticamente no han estado presentes en 5 de los 9 Estados.

 

Los Koch han generado muchos imitadores. A finales de febrero, cuatro de los mayores cinco contribuyentes a los súper PAC ahora están proveyendo fondos a operaciones políticas que ellos mismos han creado, según el Centro por una política responsable (CRP).

 

Por ejemplo, Joe Ricketts, el milmillonario fundador de TD Ameritrade y su hijo, Todd, copropietario de los Chicago Cubs, tienen su propia operación política de 25 millones de dólares con el nombre de “Ending Spending” (“Acabar con el gasto”). El grupo ahora está invirtiendo grandes cantidades en anuncios en la TV contra el representante republicano Walter Jones en unas primarias en el norte de Carolina (culpan a Jones de haber votado a Obama demasiadas veces)

 

Su anuncio atacando al senador demócrata por New Hampshire Jeanne Shaheen por apoyar la ley de sanidad de Obama se ha convertido en un modelo a seguir para anuncios similares financiados por el “Americanos por la prosperidad” de los Koch en las carreras al senado a lo largo y ancho del país.

 

Cuando los billonarios suplantan a los partidos políticos, los candidatos se encuentran en deuda directa con los billonarios. Y si sucediese que esos candidatos ganasen las elecciones, los billonarios serían los que estarían completamente al cargo.

 

En este mismo instante, el magnate de los casinos Sheldon Adelson (con una fortuna estimada de 37,9 mil millones de dólares) está ocupado entrevistando a potenciales candidatos republicanos a los que pueda financiar, en lo que se ha venido a llamar las “Primarias de Sheldon”.

 

“Ciertamente, las “Primarias de Sheldon” son unas primarias importantes para cualquier Republicano que pretenda llegar a presidente”, dice Ari Fleischer, el que fuera secretario de prensa de la Casa Blanca bajo el gobierno de George W. Bush. “No hace falta decir que cualquiera que vaya a por la nominación republicana querría tener a Sheldon a su lado”.

 

Los nuevos jefes políticos billonarios no se limitan al sector Republicano. Los simpatizantes Demócratas milmillonarios, Tom Steyer, el que fuera director de los fondos de cobertura; y también el que fuera alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, también han creado sus propios partidos políticos. Pero incluso en el supuesto de que ambas partes fueran iguales, milmillonarios ajustándose las cuentas entre ellos no resulta ni remotamente una democracia.

 

En su debatido nuevo libro, El capital en el siglo XXI del economista Thomas Piketty explica por qué los ricos se han convertido en más ricos mientras que la cantidad de los ingresos nacionales destinados a los sueldos no para de bajar. Muestra que cuando la riqueza se concentra en unas pocas manos, y cuando los ingresos generados por esa riqueza crecen más rápidamente que el general de la economía –tal y como ha sido el caso de EE.UU y otras muchas economías avanzadas durante años- los ricos reciben casi todo el grueso de los ingresos.

 

Lógicamente, esto llevará a mayores y mayores concentraciones de ingresos y riqueza en el futuro: fortunas dinásticas que pasarán de generación en generación, tal y como eran previamente en el siglo XX en la mayor parte del mundo.

 

Esta tendencia se giró temporalmente durante el siglo XX gracias a la Gran Depresión, a dos guerras terribles, al desarrollo de los modernos Estados de bienestar y a fuertes sindicatos. Piketty se muestra justificadamente preocupado por el futuro.

 

Una nueva era dorada empieza a parecerse mucho a la vieja. La única manera de frenarlo es a través de una acción política concertada. Sin embargo, la única acción política a gran escala que estamos presenciando es la de Charles y David Koch, y sus imitadores billonarios.

 

(*) Traducción para www.sinpermiso. info: Betsabé García Álvarez

 (*) Fue secretario de Trabajo de EEUU bajo la Administración Clinton. Es catedrático de Políticas Públicas en la Universidad de Berkeley. Autor de ‘Aftershock’.

 (**) Traducción para www.sinpermiso.info: Betsabé García Álvarez