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La reutilización del agua
en el Canal de Panamá (*)

 

Se adivina la presentación del fatídico dilema: severísimo impacto ambiental en la selva virgen, a cambio de aumento de garantía cuantitativa versus reutilización de las aguas contenidas en las esclusas a cambio de más salinización.

 

Lorenzo Correa **

 

Mientras recorría el Canal de Panamá, se publicó la entrevista en la que el profesor Rafael Mujeriego responde con precisión y conocimiento de causa a las cuestiones candentes sobre el estado del arte de la reutilización. La leí con interés y atención.. y su respuesta concreta a las ventajas ambientales de la reutilización del agua, me llevó a enlazar lo que estaba viendo con lo que acababa de leer. Cada vez que un buque atraviesa el Canal, 0,2 hm³ de agua dulce de las cuencas caribeñas se drenan desde el lago Gatún al mar a través de las 3 esclusas situadas (en el sentido Caribe- Pacífico). Un caudal significativo si se multiplica por los 14.000 buques que pasan cada año por la vía interoceánica.

 

La cuenca del Canal de Panamá tiene una superficie de unos 5.500 kmª, algo superior a la del río Llobregat, en un país de superficie similar a la de la comunidad autónoma de Castilla- La Mancha. Se necesita mucha agua para elevar las embarcaciones hasta los 26 m sobre el nivel del mar en Gatún y, finalmente, hacerlos descender de nuevo al nivel original. Ahora se reutiliza en dos usos: hidroeléctricos para mover las compuertas y operar las esclusas y, el más importante, para abastecer a la zona más poblada del país.Los caudales destinados a la población para consumo humano ascienden a 0.18 hm³/dia, aunque el inexorable aumento de la población propiciado por la bonanza económica augura un incremento que hará que llegue a triplicarse para el año 2050. Cuando la temporada húmeda no aporta los caudales precisos (como ocurrió en la de 2013) por ausencia de lluvias, las estructuras del país se tambalean: sin lluvia no hay canal ni abastecimiento de boca que funcione, ni energía eléctrica. Se imponen las restricciones, se limita el uso del aire acondicionado, imprescindible para trabajar en los inmensos bloques de oficinas, entidades bancarias y centros comerciales de Panamá City. Todo depende del agua.

 

De las dos subcuencas del canal, la occidental no aporta agua al Canal en la actualidad, está en reserva de futuro. Hay planificadas dos presas, una de 80 m de altura en el río Coclé del Norte y otra de 60 m en el río Indio, que alimentarían al Canal mediante sendos túneles, aportando un 60% de los caudales que ahora aporta la cuenca oriental. Se adivina la presentación del fatídico dilema: severísimo impacto ambiental en la selva virgen, a cambio de aumento de garantía cuantitativa versus reutilización de las aguas contenidas en las esclusas a cambio de más salinización. Ninguna solución es totalmente inocua para el medio, para la calidad del agua de boca o para garantizar el creciente tráfico de naves, cuyas dimensiones aumentan con los nuevos buques Post-Panamax. Todas exigen más agua para funcionar correctamente, sea para conseguir calados, para limpiar la sal o para la población y los ecosistemas hídricos.

 

Y se ha optado (aunque hay embalses planificados), por la reutilización sobre la generación de nuevos recursos, como así se contempla en la hoy tan de actualidad ”Ampliación del Canal de Panamá”: construcción de un tercer juego de esclusa, paralelas a las actuales, con depósitos laterales para derivar y reutilizar el agua del esclusaje, reduciendo así el caudal vertido al mar, funcionando por gravedad y ahorrando un 7% en el vertido de agua dulce por esclusaje. Se trata de esclusas con tinas para ahorro del agua (TAA) utilizadas en Europa central (lluvias frecuentes), en canales que comunican cuencas (agua dulce exclusivamente).

 

Pero en Panamá se aplica por primera vez entre agua dulce y agua salada y/o, salobre. Aparece aquí el fantasma de la salinización, que algunos auguran como muy probable con este sistema. Según publicó (octubre de 2006) el investigador panameño Ariel Rodríguez Vargas, “en el lago Gatún por suerte, todavía los niveles de sal no han alcanzado niveles críticos pero, en todo caso, es lógico suponer y así lo reflejan los estudios realizados, que la salinidad pudiera aumentar en más de un 350 por ciento, como mínimo, lo que hace que este proyecto sea de alto riesgo ambiental. Sólo una fuerte inversión en medidas concretas de este impacto, puede asegurar que no se vuelva peligroso.

 

La salinización por efecto de un tercer juego de esclusas más las esclusas actuales es un problema muy serio y de difícil solución, dado lo complejo y la difícil comprensión de los flujos y reflujos de tres tipos de agua: dulce, salobre y salada en el sistema del Canal de Panamá, actual y futuro.

 

Las soluciones propuestas pasaban por una cuidadosa gestión del esclusaje y la adopción de actuaciones para eliminar la sal, como pozos perforados en la base de la última tina, lavado de esclusas con envío de la sal al mar, cortina de burbujas o sumideros de fondo. Todos exigen más agua para movilizar y eliminar la sal. Si se usan siempre las tinas, se reduce el riesgo de salinización, pero también la frecuencia de paso de buques al reducirse su velocidad para que las hélices no generen turbulencias en el lecho de sedimentación.

 

El 23 de octubre de 2006, se aprobó en referéndum la ampliación de canal. Surgió la desconfianza de una parte de la sociedad alarmada por las secuelas de una deficiente gestión de la solución adoptada que podría producir ese anunciado aumento de salinidad tan perjudicial para el abastecimiento y el medio.

 

Ahora yo me pregunto, mirando al futuro, con las obras cerca de su finalización, las nuevas esclusas esperando su colocación como enormes edificios de cinco plantas anclados provisionalmente en el yermo paisaje de la zona en excavación y los Post-Panamax esperando iniciar su tránsito: ¿Economía tradicional o economía verde? Las dos principales fuentes de ingresos del país son el turismo y el Canal. El turismo exige protección de los ecosistemas y de la biodiversidad e integración de las actividades humanas locales con el mantenimiento y mejora del patrimonio natural (paradigmas de la economía verde).

 

El Canal necesita agua todos los días del año durante 24 horas para operar. Estoy convencido de que es posible complementar ambas cosas y de que en Panamá lo van a hacer, generando confianza con la información y las formas de actuar. Este es uno de los retos que un país tan maravilloso y recomendable en todos los sentidos tiene que y estoy seguro que va a superar

 

(*) Fuente: http://www.iguaes/blogs/lorenzo-correa/la-reutilizacion-del-agua-en-el-canal-de-panama?utm_source=Suscriptores+iagua&utm_campaign=1f229be8ee-&utm_medium=email&utm_term=0_8ff5bc1576-1f229be8ee-30481070