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Miércoles, 5 de Diciembre, 2012

Los esfuerzos de eficiencia energética deben concentrarse en el transporte, en la industria y en la edificación, debido a su alto nivel de consumo y significativo potencial de ahorro, dice un informe del equipo de energía de la consultora internacional PricewaterhouseCoopers (PwC), remarcando que si se logra la electrificación intensiva de estos sectores, por ahora basados en combustibles fósiles, al 2020 podría haber un significativo ahorro energético.
Señala que en el sector industrial deben ser las empresas las que implanten medidas para hacer sus procesos productivos más eficientes y lograr que el ahorro obtenido permita recuperar la inversión en el corto plazo.

“Por su parte, las empresas de servicios energéticos deben jugar un papel clave en la rehabilitación de la edificación para conseguir llevar a cabo medidas como la sustitución de los equipos de climatización o de los sistemas de iluminación”, afirma PwC.

Considera que en el sector transporte, el ahorro energético debe ser el resultado de medidas regulatorias y fiscales que incentiven la eficiencia y la electrificación del transporte de pasajeros y mercancías.

“En concreto, dice, la incorporación de vehículos híbridos convencionales podría ahorrar un 20%-25% de energía primaria, los híbridos enchufables un 35%-40% y los vehículos eléctricos puros en torno al 50-55%”.

Indica que, por otro lado, en lo que respecta al transporte de mercancías, el ferrocarril es claramente el medio de transporte más eficiente, siendo España uno de los países de la Unión Europea que presenta menor penetración de este tipo de transporte. Precisa que su eficiencia energética (medida en tep/tm-km) casi duplica la del transporte fluvial, multiplica por 8 la del transporte por carretera y es 600 veces mejor que la del transporte aéreo.

Sin embargo, a pesar de su atractivo, PwC reconoce que existen muchas barreras que impiden el desarrollo de la eficiencia energética, entre las que destaca: la deficiente información al cliente final, la falta de una señal adecuada del precio de la energía, la carencia de un contexto normativo claro y las limitaciones financieras o de disponibilidad de una metodología de referencia para la medición de ahorros que dificultan el desarrollo de las empresas de servicios energéticos.

Señala que cuando el cliente no está adecuadamente informado sobre dónde se producen sus consumos, ni de los costes energéticos asociados, no puede valorar adecuadamente la rentabilidad de las inversiones en eficiencia energética. En este sentido, indica que los contadores inteligentes son una oportunidad para informar y valorar adecuadamente estos ahorros.

A modo de conclusión, recomienda campañas de sensibilización, así como aumentar la transparencia de la factura energética. El informe, que da cuenta de algunas peculiaridades del escenario energético europeo, sostiene que a pesar de los ahorros alcanzados hasta el momento, las previsiones realizadas por la Comisión Europea en su Impact Assessment indican que con el ritmo actual sólo se logrará la mitad del objetivo del 20% en 2020. En esta línea, sería interesante que aquí, en el sur de América Latina, vayamos pensando en considerar la eficiencia energética como parte de nuestras políticas de Estado, pensando en mañana.