Una conversación con los representantes del sector cañero de Santa Cruz, retomó peculiaridades de un debate que se muestra descartado o al menos silenciado en el ámbito de las decisiones energéticas del país, posicionado como un importante productor y exportador de gas natural. ###

Gasolina vs alcohol:
¿Un debate descartado?

 

 

La caña de azúcar se posiciona como una de las materias primas más auspiciosas para la fabricación de biocombustibles o “energías renovables líquidas”

 


Vesna Marinkovic U.

No es “para nada irracional” demandar que la producción de alcohol anhídro, proveniente de la caña de azúcar, se convierta en una alternativa para sustituir los combustibles fósiles, señalaron Adelino Gutiérrez Leaños, presidente de la Federación de Cañeros de Santa Cruz, y Walter Limpias, administrador de la Institución.

 

“Puede ser, cuando menos, un complemento de menor emisión de carbón”, subrayó Gutiérrez, destacando el aporte de este cultivo a la mitigación del “efecto invernadero”.

Un planteamiento que, sin duda, coloca en el tapete de las consideraciones, algunos aspectos colaterales importantes: por ejemplo, que el mejor mercado del azúcar es el interno; que lo que se exporta es la producción excedentaria y, que, sin embargo, se va en busca de la exportación del alcohol agrícola (anhídro), en atención a la demanda global del mismo. Paradojas que, a no dudarlo, no dejan de ser interesantes.

 

VEAMOS

 

El coloquio de ENERGÍABolivia permitió aclarar que los alcoholes producidos por destilación abastecen a un 95% del mercado internacional y que, en ese marco, el sector cañero espera que el Gobierno proceda a reglamentar la Ley 3086 de 25 de junio de 2005.

Adelino Gutiérrez aseguró que esto permitirá apuntalar la incorporación del alcohol(etanol) anhídro de caña de azúcar, como aditivo de la gasolina en una proporción de hasta un 25%, partiendo de un mínimo de 10% para su comercialización y uso en todo el territorio nacional, de acuerdo a lo establecido en dicha Ley.

 

LA GRAN REVOLUCIÓN

 

Para Walter Limpias, la gran revolución energética partirá de la producción de azúcar, lo que implicaría “contar con un impulso serio, confiable y sostenible a la producción de alcohol carburante”.

 

 

 

“... la gran revolución energética partirá de la producción de azúcar lo que implicaría contar con un impulso serio, confiable y sostenible a la producción de alcohol carburante”.

 

Afirmó que: “se trata de una aspiración regional pendiente desde hace muchas décadas y que el país lo necesita, la región lo requiere y los productores están en condiciones de producir la materia prima”. En este marco, la producción sucroalcolera en Santa Cruz emerge como una demanda de desarrollo integral de la agroindustria azucarera, vinculada a una visión geoestratética de avance de este departamento y que, sin embargo, reclama subvención estatal como ocurre con gran parte de las energías renovables.

 

La conversación no dejó de poner en la mesa de discusión la conflictiva y aun no zanjada decisión sobre el uso o destino final de la producción de la caña de azúcar en el país: ¿alimento o combustible? fue la consulta a los participantes quienes respondieron de manera categórica que no se priorizara de ninguna manera su uso como combustible, en detrimento del consumo humano.

 

Aseguraron que considerando el costo de producción de la materia prima y el balance de energía, la caña de azúcar se posiciona como una de las materias primas más auspiciosas para la fabricación de biocombustibles o “energías renovables líquidas” y aseguraron que es el momento de considerar la importancia del alcohol anhídro en la matriz energética del país.

 

Los participantes del coloquio precisaron que la cadena productiva de la caña de azúcar es excedentaria en energía y que es un sector que, debido a sus particularidades, es importante generador de empleo y riqueza y que tiene un significativo aporte a la reducción de los índices de contaminación.

 

En esta línea también señalaron que es necesario que el Gobierno no los vea como una “competencia” en la generación de recursos energéticos asegurando que:” somos complementarios no competitivos, por eso queremos un Estado que no sea competitivo con su gente, con su población, que sus políticas sean complementarias a los sectores productivos, que no compita, que impulse, que promueva que de seguridad”.

 

 



 

“Los alcoholes producidos por destilación abastecen a un 95% del mercado internacional y, en ese marco, el sector cañero espera que el Gobierno proceda a reglamentar la Ley 3086 de 25 de junio de 2005”.

 

 

Y, ¿ LAS CONDICIONES DE EMPLEO?

 

La cosecha de caña de azúcar, más conocida como la zafra, moviliza de mayo a octubre a aproximadamente unas 30.000 personas entre hombres, mujeres, niños y adolecentes. Este es, probablemente, el tema más sensible para los cañeros que, consultados por ENERGÍABolivia aseguraron que son respetuosos de las leyes y que en ese marco, no vulneran derechos.

 

“En nuestros contratos dejamos claramente establecido de que el cañero no es responsable de la presencia de niños menores en los labores de corte de caña y en los trabajos agrícolas que significa la caña de azúcar, entonces, en este campo el trabajo infantil en el sector cañero y azucarero yo diría que se ha reducido a la mínima expresión, es un tema que está en la legislación nacional, en la legislación internacional por lo tanto somos respetuosos de esas normas”, dijo Gutierrez.

 

Señaló, asimismo, que con la ayuda de la nueva maquinaria agrícola, ha disminuido la contratación de personal para la zafra, sin embargo, reconoció que continua la demanda para cortar la caña.

 

“Como ya no se carga al hombro, como decimos, las mujeres cortan, amontonan para cuando llega la cargadora, ahí la mujeres en la zafra trabajan cortando”, dijo Gutierrez. ENERGÍABolivia ha podido constatar que el trabajo de la zafra es un trabajo complejo que supone una gran cantidad de mano de obra barata la misma que, generalmente, no descarta el trabajo de mujeres, niños y adolecentes aunque generalmente existe el esfuerzo por invisibilizar esta situación, lo mismo en relación a las condiciones de hacinamiento en las que tienen que vivir la mayoría de las personas

 

UN CULTIVO A PRUEBA DE SEQUÍAS

 

Según Gutiérrez, el cultivo de altos tonelajes de caña de azúcar es exigente en materia de recursos hídricos, pero también tolera períodos de sequía, sin afectar notablemente su rendimiento y sostiene que en Bolivia este cultivo depende exclusivamente de las lluvias. Con todo, indica que el cultivo requiere durante su ciclo vegetativo entre 1500 a 2000 mm de agua para satisfacer sus requerimientos hídricos, los cuales son suministrados por la precipitación en las zonas del cultivo de caña. Finalmente, tanto Gutiérrez como Limpias, indicaron que como toda actividad humana, el cultivo de caña tiene su impacto en el medio ambiente, y sin embargo, aclararon que la caña de azúcar esta casi al doble en la generación de oxigeno frente a una hectárea de bosque y que en este marco cumple las dos funciones; devuelve oxígeno y purifica el aire.