El boon de la quinua ha mermado su comercialización en el mercado interno; casi no existe para la venta en los supermercados dónde, si se la encuentra, es a precio de oro, después de que este producto para la exportación se cotizara en 3000 dólares la tonelada. Esto ocurre al concluir el denominado “año internacional de la quinua”, festejado en diferentes eventos a nivel nacional e internacional.

Es un tema que, sin duda preocupa por dos razones, primero, por lo exquisita que resulta en la alimentación de los bolivianos y segundo, porque por las cifras exorbitantes de exportación, estos ingresos no se reflejan en políticas de desarrollo de largo alcance, en estrategias y/o impactos visibles en el país y, particularmente en aquellas regiones productoras de este cereal como son los departamentos de Oruro y Potosí.

Según una nota del periódico Los Tiempos, Oruro sería el departamento que más exportó quinua en 2012, con un valor que supera los 69,4 millones de dólares, frente a 10 millones exportados por Potosí que, siendo el departamento que produce más quinua que Oruro, no logra los importantes ingresos de este departamento, simplemente porque su producción está dirigida al consumo interno. La respuesta a la súbita desaparición de quinua del mercado interno, tiene en esta referencia una respuesta contundente.

Por el momento, se sabe que en el altiplano existen aproximadamente 70.000 familias dedicadas a esta producción, incluso dentro de sus propias viviendas, como es el caso de algunos pobladores de Uyuni, donde han optado por cultivar artesanalmente este cereal en atención a los buenos precios que ofrece la demanda internacional; especialmente de Estados Unidos y Europa. Pero, al parecer, los mayores beneficiarios son las cadenas productivas empresariales, dispersas en el altiplano.

Después de que la FAO catalogara las cualidades de la quinua como excepcionales para la alimentación y la buena salud, la producción de este cereal se ha tornado imparable aunque no se sabe si aceptablemente remunerado para las personas que solo la cultivan. Lo evidente es que se ha vuelto “un grano de oro”, especialmente en el mercado internacional y, los bolivianos de las próximas generaciones probablemente no lleguen a conocer este “manjar de los dioses.”

Según reportes de prensa, los principales exportadores de quinua del país están agrupados en la Cámara Boliviana de Exportadores de Quinua (Cabolqui), quienes estarían abocados a fortalecer la producción de este producto y la generación de tecnología que contemplaría, en lo fundamental, la generación de tecnología para la dotación de insecticidas y fertilizantes orgánicos, eliminación de plagas y maquinaria para la siembra.

Más allá de la algarabía generalizada por la visibilización de un producto boliviano en el mercado internacional, el incremento de la demanda y los precios de exportación, es importante tener información sobre los réditos de la quinua en la economía de los bolivianos y, en particular, de aquellos que por siglos han permanecido vinculados a este cultivo, sin beneficios económicos. Sería importante, también, que la actual dinámica de exportación no suponga un incremento desmesurado del producto en el mercado interno y, peor aun, su desaparición pues los bolivianos también queremos consumir quinua.

 Autora: Vesna Marinkovic U.

FUENTE: EL DÍA